Campeona del mundo
Vuelta a la normalidad
Ya han pasado unas semanas y todo parece volver a la normalidad. Cuando saco un ratito de ocio, se lo ofrezco a mi familia. Disfruto con mis padres, mi hermano (Pakito) y sobre todo, me rodeo de mis sobrinos dormidos encima mía 😍😍. En mi momento de paz, es justo cuando empiezo a ser consciente y cuando me vienen a la mente, recuerdos imborrables y sentimientos contenidos del mundial.
Llevábamos mucho tiempo esperando este campeonato, supongo que desde que se acaba un mundial, ya se empieza a echar cuentas del siguiente. Pero a lo largo de este último año ha sido de una forma más intensa, porque los entrenamientos son siempre duros y el calendario de competiciones muy exigente. Vamos, que no está permitido relajarse ni siquiera para tomar un descanso y lo más importante es la planificación del último tramo: Berlín, Chile, Tokio y MADRID… justo en mi país. Jesús y yo nos habíamos preparado a conciencia para esto hace mucho tiempo.
Ser mujer deportista es duro
Recuerdo las semanas de antes, de mucha concentración con el equipo nacional, pisar el tatami daba escalofríos, estaba deseando ansiosa que empezara. Y el día llegó, el martes día 6, por la mañana, Jesús ya se había ido, la categoría masculina empezaba 3 horas antes. Ups, encima me había puesto mala (cosas de chicas); la verdad es que suelo pasarlo bastante mal; pero estaba entrenando, incluso con dolor y sintiéndome mal en ocasiones. Sin embargo, pienso que si he llegado hasta aquí es mejor ser consciente de las limitaciones y conocer tu cuerpo en situaciones extremas. Así que, mejor manejo la situación 💪. De hecho, bajé a desayunar como siempre, aunque un poco más nerviosa. Me obligo a comer lo de siempre: Tostadas con jamón, zumo natural, un té y una galleta de avena. Es importante mantener la rutina y desayunar bien. Desde luego, el día iba a ser muy duro en todos los aspectos.😉
Una obsesión, quería disfrutar del campeonato
El día de las eliminatorias, fue perfecto en cuanto resultados, tuve rivales muy duras, pero me sentí muy concentrada y cómoda con cada uno de mis katas. Recordaba días en Sierra Nevada entrenando y pensaba: «entrenando ha sido muy duro, ahora solo haz lo que hemos entrenado». Cuando fui consciente de que estaba en la final, al primero que quería buscar era a mi padre, había sido su cumple el día anterior y como podéis imaginar no pude estar con él. Como había cumplido mis expectativas, le dediqué como regalo meterme en la final, 😊😊 había cumplido y tenía que dedicárselo.
Los siguientes días hasta el sábado pasaron entre muy diversas sensaciones: alegría, nervios y cansancio. Pero llegó el día en el que tocaba salir a la final, el «Wizink» estaba lleno, abarrotado con mucha energía en las gradas 🌟🌟. Me propuse que no podía poder la concentración, mi kata, mi mundo y yo. Los pasos hasta el tatami son un mundo de emociones, pero llevar a Jesús al lado te transmite infinita tranquilidad: «Sé que lo vas a hacer bien», me dice… Y yo, elijo creerle. 💪🥋
Sabía que sería una final dura con Kiyou Shimizu, pero las dos habíamos dicho y sé que es de ❤️, que queríamos que a las dos nos saliera bien el kata y que ganara quien ganara, las dos estuviéramos felices con nuestro ejercicio.
Una sensación increíble
Así fue, y aún vivo una y otra vez, ese momento de contar las banderas, CAMPEONA DEL MUNDO. Ahora veo el vídeo en casa, empapándome de las emociones del público, de mi familia. Me emociono muchísimo de ver a la gente emocionada por mí. Mi recuerdo más bonito del mundial, es el cariño del público.
GRACIAS… seguiré entrenado duro, trabajando para mejorar, más y más. Para hacer mi karate más completo y para seguir transmitiendo a todos vosotros todo lo bueno y bonito que me hacéis vivir.
Un beso muy gordo y un abrazo apretado 😊🤗❤️
Ojala todo el mundo luchara por conseguir sus sueños…ojala todo el mundo entendiera que el sacrificio por conseguirlo no tiene precio….seguro que no es solo el tener en las manos el titulo…es poder mirarse en el espejo y sentirse orgulloso/a de uno mismo…. Sigue luchando por tus sueños!!
Bonita reflexión Sandra. Por diversas circunstancias abandoné el Karate después de un mal examen de cinturón marrón hace 28 años. Decepcionado pensé que no era lo mío pero sin saberlo dejó una semilla en mi interior. Hace 3 años ( ya con 42) esa semilla germinó viendo a mi hijo empezar a practicarlo y comencé de nuevo yo también. Ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida y ahora, aunque con un físico menos apropiado por la edad estoy disfrutando como un niño chico. Ver la pasión con la que te esfuerzas es un verdadero regalo e inspiración para todos los que amamos este arte. Enhorabuena y mucho ánimo para seguir adelante. Kiai!!! Un fuerte abrazo desde Menorca.
¡Felicidades desde Catalunya!